En estos últimos días me he estado cuestionando sobre si las decisiones que he tomado han sido las correctas, muchas veces soy muy exigente y pienso que en el corto tiempo que llevo de maternidad he cometido muchos errores de los cuales quisiera corregir muchas cosas.
Ya les he contado que he tratado, sí, tratado, de no darle el teléfono o poner a mi hijo a ver televisión porque pienso firmemente en que está muy pequeño y que no le va a beneficiar tanto, ya se los expliqué aquí (Por cierto me criticaron cuando lo publiqué) pero ese no es el punto. Lo que les quiero contar es que últimamente se me había salido de control eso y mi hijo solo veía un teléfono y ya quería que se lo dieran para ver el Youtube, claro el de sus papás, abuelos o tíos, ellos a veces accedían pero quitárselo era un problema. Uno de estos días me puse firme y les dije a ellos que no se lo dieran más, que jugaran con él pero que ya no más teléfono, pues no me gusta que se quede ido viendo algo donde solo recibe y no interactúa con nada. Tampoco me gusta porque eso les da un nivel muy bajo de tolerancia, pues cambian a cada segundo un vídeo si éste no les interesa y eso va formando en ellos poca capacidad de aceptación, paciencia y mucho más, abajo les dejaré un link donde verán más información.
Hoy en la tarde salimos a jugar y lo veía jugando con su amada pelota de basquetbol y le preguntaba a Dios ¿Será que lo estoy haciendo bien? ¿Será que lo correcto es ponerme estricta en que no vea el teléfono en esta época de su vida? ¿Lo estaré haciendo bien? Esas preguntas le hacía al Señor en esta tarde tan despejada que hubo.
Seguimos jugando, regresamos a la casa, hizo siesta, refaccionamos, leímos cuentos, preparamos nuestra cena y al sentarlo en su silla volteo y veo una imagen, mi hijo orando por sus alimentos, los cuales aún no se los había pasado, pero él susurrando la oración, logré capturar la imagen. Luego le coloqué la comida y me acerqué a él, puso sus manos en mi cara y seguía susurrando, como orando por mí y me derretí, fue como que Dios me hubiese contestado ¡lo estás haciendo bien! Mis ojos se llenaron de agua y sólo pude darles gracias a Dios pues fue una bella respuesta ante mi cuestionamiento de esta tarde.
Quise compartirlo con ustedes pues sé que siempre queremos lo mejor para nuestros hijos, darles lo mejor en todo sentido; hoy les vengo a recordar, démosle tiempo a nuestros hijos, desconectémonos de todo mientras estemos con ellos, demos tiempo de calidad, seguro nos vamos a sorprender de sus reacciones, ellos tendrán grabados esos momentos en sus memorias y en sus corazones, haremos hombres y mujeres de bien y más seguros de sí mismos, les trasladaremos el bien y serán instruidos por sus padres, qué mejor legado que ese y en mi caso (les invito a que en el suyo también) inculcarle el amor a Dios sobre todas las cosas, que Él estará siempre en su vida, que está dedicado y apartado para Él, son principios eternos que le valdrán mucho más que cualquier cosa material. Así que si en algún momento se han sentido desanimadas porque no ha salido todo como han querido en la crianza de sus hijos, ¡ánimo, lo están haciendo bien! ¡Se puede corregir la plana y hacerlo mejor!
Un abrazo 😉
Susanne
PD: Les dejo aquí el link del interesante artículo que quiero compartir